La semana pasada tuve la oportunidad de evaluar el juego Daggerhood y debo decir que me divertí bastante. No creo que este juego vaya a ganar premios a juego del año como lo hizo Celeste o a redefinir el género como lo hizo Super Meat Boy, ni que se vaya a convertir en un clásico de culto como Vvvvvv: pero en un mercado casual saturado por jugos de baja a mediocre calidad, Daggerhood se presenta como una propuesta competente para pasar un buen rato.
Daggerhood es un juego de plataformas de precisión desarrollado por Wobblyware y publicado este pasado 22 de Febrero por Ratalaika Games. El juego está estructurado como si fuera un juego de teléfono móvil: se divide en cinco mundos secuenciales, cada uno con 20 pantallas y un Jefe que vencer al final. Cada pantalla debe terminarse para poder avanzar a la próxima y acabar con el Jefe de ese mundo en la pantalla número 20 desbloquea el siguiente. Una vez desbloqueada una pantalla se puede re-jugar cuantas veces se desee para alcanzar los objetivos opcionales: estos son obtener un ranking de hasta tres estrellas por completarlo en cierto tiempo predeterminado, recolectar cinco tesoros y atrapar una hada que desaparece después de un plazo específico.
Los movimientos básicos de Daggerhood son los direccionales, el salto, el doble salto y caer. A esto sumamos un modificador que es agarrarse de la pared: mientras estás agarrado de la pared caes más lento y puedes saltar hacia arriba para escalar o saltar hacia el lado opuesto para obtener un impulso extra. Finalmente está la daga: presionas una vez el botón de ataque para lanzarla y una segunda vez mientras está en el aire para tele-transportarte hacia ella. La daga es el diferenciador principal y la estrella el juego, esta es la forma de movimiento más rápida y flexible a tu disposición y es indispensable dominarla y perfeccionarla para poder resolver los acertijos y retos más avanzados del juego. Los momentos más satisfactorios de este juego son cuando logras hacer un lanzamiento preciso a través de un espacio reducido y tele-transportarte hacia una plataforma lejana en el instante justo que tu cuerpo está por sufrir alguna fatalidad. La daga es lo que evita que este juego se pierda entre las docenas de otros iguales.
Conforme avanzas por las pantallas y mundos de Daggerhood te encuentras con ítems de tiempo limitado y obstáculos ambientales que modifican las mecánicas del juego de formas diferentes: no voy a listarlos todos para no arruinarles la experiencia pero mis favoritos son los portales y lo que parece ser un frijol anti-gravedad. Ninguno de estos modificadores son terriblemente originales pero permiten crear acertijos más interesantes y variados en las pantallas más avanzadas.
Aunque las opciones de movimiento y mecánicas del juego son consistentemente divertidas y satisfactorias, la calidad del diseño de niveles y la curva de dificultad son muy inconsistentes: ambos fluctúan entre niveles moderadamente ingeniosos y extremadamente precisos hasta otros blandos, repetitivos y sin ningún reto. Aún no entiendo por qué el Jefe del primer mundo, que es un reto de escape, es infinitamente más difícil que los dos siguientes, que son de esquivar disparos. Sin duda este juego tiene breves destellos de grandeza, niveles en los que todo cuaja: los movimientos, el diseño y la dificultad; para darte una experiencia retadora, emocionante y satisfactoria: sin embargo una vez que pasas ese nivel mágico sabes que los que siguen van a ser blandos o frustrantes en comparación.
Al final del día, en mi opinión, el problema más grande de Daggerhood es su crisis de identidad, una indecisión sistemática sobre el tipo de juego que quiere ser. Este juego se lanza en un género de gran dificultad y precisión con controles bien logrados y una mecánica que lo diferencia pero al mismo tiempo se trata de presentar un juego móvil casual que recicla elementos comunes a muchos juegos de forma genérica; al final se pierde entre estos conflictos para entregarnos una experiencia inconsistente, ambigua y semi-inspirada. Sin embargo, lo que hay ahí se puede disfrutar, y en el fondo de ello brilla una pequeña perla cargada de promesas y posibilidades que tal vez pueda pulirse para alcanzar su potencial en una segunda entrega o expansión (preferiblemente con mejoras en el arte y la música). Una de las cosas que más me gustó de este juego es que los movimientos, y algunos de los Jefes, me trajeron a la mente recuerdos de jugar TowerFall; y para mí, eso es un elogio para cualquier juego de este tipo.
Daggerhood está disponible ya para PS4, Vita, Switch y XBox One.
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