Recientemente he estado jugando The Eternal Castle [REMASTERED]. El “remastered” va en mayúsculas y entre paréntesis cuadrados porque no es un apelativo, es parte del nombre; así se llama el juego: no es un remaster de un juego que se llama “The Eternal Castle”, sino que es un juego cuyo nombre incluye la palabra [REMASTERED], en mayúsculas y entre paréntesis cuadrados, como parte del mismo. De hecho, si la historia ficticia sobre sus orígenes: que los desarrolladores incluyeron en la descripción de Steam fuera cierta; el juego caería más en la categoría de Remake o Reimagined antes de considerarse un Remaster.
Si no lo han notado por todo el timo del [REMASTERED] ficticio, este es un juego con toda la intención de apelar a la cultura retro, adoptando métodos de producción desactualizados que evocan recuerdos de lo que era jugar en una era marcada por las limitaciones técnicas de las computadoras personales y consolas de 4 y 8 bits: evidente en sus gráficos en Pixel Art de baja resolución, la paleta de colores CGA, escenarios dibujados a cuatro colores, animaciones rotoscópicas, así como sus controles de respuesta lenta y movimientos premeditados. Sin embargo, debajo de toda esta aparente antigüedad yace una experiencia sorprendentemente fluida y moderna: tanto en su dirección artística, como en su implementación tecnológica, mecánicas de juego y diseño en general. Aquí lo viejo y lo nuevo se mezclan, complementándose orgánicamente para producir algo nuevo y especial.
El estilo gráfico de Eternal Castle es mejor descrito como Pixel Art Minimalista, donde las imágenes de baja resolución están meticulosamente construidas pixel por pixel para producir formas limpias y bien pulidas. El juego simula una antigua paleta de colores CGA de 8 colores, mostrando un promedio de 4 colores en pantalla al mismo tiempo. Sin embargo mientras los artistas digitales de antaño burlaban las limitaciones técnicas de su tiempo para producir imágenes aparentemente complejas y detalladas, este juego optó por abrazar las limitaciones del estilo adoptando una estética minimalista mucho más moderna, marcada por siluetas bien definidas, de colores sólidos y alto contraste. Esta mezcla de estilos, aparentemente limitante y simplista es utilizada a gran efecto, logrando transmitir incluso matices sutiles de semi-transparencia e iluminación en movimiento.
Las animaciones del juego son producidas por rotoscopía: esta es una técnica vieja de captura de movimiento utilizada por juegos clásicos como Prince of Persia, en la que las acciones de personas reales o modelos animados en 3D son capturadas en video y luego trazados cuadro por cuadro en Pixel Art. En tiempo de juego, las animaciones reciben la más alta prioridad: lo que quiere decir que una vez iniciada un acción: como correr, atacar o saltar; no se puede cancelar o sustituir por otra hasta que la animación correspondiente haya concluido; por esto si se presionan múltiples botones en rápida sucesión, el usuario efectivamente pierde control del personaje hasta que todas las animaciones encoladas se terminen de ejecutar, una después de la otra. Estas técnicas clásicas por sí solas pueden hacer que los juegos se vuelvan frustrantes e imprecisos de controlar, pero en el caso de Eternal Castle las animaciones son muy fluidas y exactas, los ataques en particular transmiten una sensación de peso y fuerza muy naturales y satisfactorias derivando de este mecanismo obsoleto de control un estilo de juego preciso y premeditado, similar a los implementados en juegos modernos influenciados por Dark Souls.
Al igual que sus inspiraciones retro, este juego empieza con un pequeño texto poco específico y una cinemática corta que, en lugar de buscar contar una historia coherente, simplemente presentan una leve excusa para entrar en acción. Pero esto no quiere decir que el juego carezca de narrativa, en Eternal Castle los escenarios, el combate, los enemigos y la ambientación cuentan una historia a nivel visual y emocional. Cada uno de los capítulos del juego tiene lugar en un escenario único, donde el clima, la iluminación, la música, los tipos de enemigos y las armas disponibles cambian por completo: esto no solo obliga al jugador a abordar cada parte de una forma diferente sino que crea espacios singulares que cuentan su propia historia y a la vez nos dan pistas de una realidad global, dejando suficientes incógnitas abiertas para que el usuario sea capaz de intercalar su narrativa personal, completando los espacios vacíos y apropiándose así de la historia. Esto por sí solo hace que explorar los diferentes ambientes del juego, más de una vez, valga la pena.
Ahora sí, aquí es donde la mayoría pregunta: Sí es un juego retro entonces, qué tan difícil es? Veamos… Los enemigos no son triviales pero una vez que se entiende como operan se pueden despachar con eficiencia. Hay algunos coleccionables y accesorios que encontrar pero la mayoría están en la ruta crítica. Algunos niveles son como pequeños laberintos y hay unas pocas puertas que abrir o palancas secretas que activar. También hay uno que otro puzzle que resolver. Sin embargo hay muchos checkpoints periódicos y cada vez que te vencen vuelves al más cercano. En total se puede vencer al jefe final unas cuantas horas después de haber iniciado una partida. Algunos dirán: entonces no es tan retro, los juegos viejos eran difíciles, no habían checkpoints y en muchos de ellos si te vencían una vez tenías que volver a empezar: como dijimos antes, en este juego esos componentes también están presentes pero complementados, y en muchos casos mejorados, por la inclusión de ideas y mecánicas modernas; ese también es el caso cuando hablamos de la dificultad. Lo que pasa es que la primera vez que uno juega Eternal Castle, hay algo que no calza, te encuentras referencias a un “sueño”, así como textos y diálogos que hablan sobre predecir tu muerte y que ya has cambiado tu destino cierta cantidad de veces. …luego, cuando el juego acaba, te quedas con la sensación de que algo te falta, hasta que… Aha! lo entiendes todo…
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The Eternal Castle [REMASTERED], es una propuesta muy interesante que mezcla técnicas clásicas con estrategias y diseños modernos para producir una experiencia sólida y entretenida. La ambientación y el manejo en los diferentes escenarios aporta tanto a la experiencia como a la narrativa. Los controles son retro pero precisos y permiten jugar efectivamente a diferentes niveles: ya sean jugadores casuales o expertos. La re-jugabilidad del título varía de persona a persona, dependiendo de los intereses y motivaciones de cada jugador, sin embargo es bastante accesible para jugadores casuales, aunque siempre va a haber quienes puedan frustrarse por la falta de detalle del estilo gráfico. A mi este juego me atrajo en primera instancia por su estilo gráfico y terminó de enamorarme con la fluidez y precisión de su combate cuerpo a cuerpo. Ya sean amantes del estilo retro, gustosos de este tipo de combate, o si buscan algo un poco diferente; este juego es uno que podrían disfrutar.
Eternal Castle [REMASTERED] está disponible en Steam desde enero de este año para Windows y Mac.
No es un juego que me llame la atención pero a mi hijo seguro que sí.
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